La provincia de Ciudad Real estuvo ocupado en época prerromana por poblaciones oretanas y carpetanas, aun cuando serían, sin duda, las primeras de ellas las asentadas mayoritariamente en dicha zona.

Según Estrabón, geógrafo griego del siglo I a. C., sitúa a los oretanos al sur de los carpetanos, asentando en el área comprendida entre el Tagus (Tajo) y el Anas (Guadiana) a carpetanos, oretanos y vettones.

 

Mapa de pueblos prerromanos

La delimitación aproximada del área de influencia oretana, en sentido amplio, según se desprende del testimonio de los autores griegos y latinos sería: por el norte sus límites se extenderían hasta el río Guadiana, que se constituiría en un limes natural frente a la Carpetania; en dicho río podría colocarse la línea divisoria entre ambas zonas. Por oriente los oretanos llegarían hasta Libisosa, la actual Lezuza en la provincia de Albacete, y que según Ptolomeo era oretana.

Por último y por el sur, la Oretania traspasaba los límites de la provincia de Ciudad Real, extendiéndose a través de Sierra Morena, por la zona norte del ámbito provincial jiennense.

Del estudio, por tanto, de las fuentes clásicas, sobre todo Ptolomeo, se puede concluir que el territorio de influencia oretana, en sentido amplio, comprendía gran parte del área geográfica correspondiente a la actual provincia de Ciudad Real, llegando además por el sur a ocupar el área septentrional de la provincia de Jaén.

A partir de esta situación, se podría decir que existían dos Oretanias:

– Una al sur de Sierra Morena de étnia íbera pura, con capital en Castulo, cerca del actual Linares.

– Otra al norte, con más influencia de los Oretanos Germanos, de influencia céltica. Su capital, Oretum Germanorum (Granátula de Calatrava).

Oppidum Oretum (Granátula de Calatrava)

Localización de Granátula de Calatrava

Centrándonos en Oretania, ésta fue una región y cultura íbera que presenta influjos celtíberos reflejados en los restos de cerámica que llegaría hasta ellos fruto del comercio con esta región. Los emplazamientos fueron fortalezas de colina (oppidum, en la práctica auténticas ciudades-estado), que debían organizarse en confederaciones en momentos de crisis a un Rey superior.

La economía básica de éste pueblo prerromano, al igual que en el resto del ámbito ibérico, se constituía por la agricultura y la ganadería. Dentro de la producción agraria, serían los cultivos cerealísticos por un lado, y los cultivos arbustivos por otro concretamente vid y olivo, los más característicos. Por lo que respecta a la ganadería, la riqueza vacuna y caballar debían tener gran importancia. Asimismo la cría de ganado ovino y caprino estuvo muy desarrollada manteniéndose en épocas posteriores. Como complemento de la ganadería, la práctica de la caza debió estar muy generalizada, en relación sobre todo a cérvidos y conejos.

A estas actividades económicas, habrá que añadir la explotación de los recursos mineros, muy abundantes en toda la región oretana. Las minas de cinabrio de Sisapo (en torno a Almadén), que tanta importancia tendrían posteriormente según los textos clásicos, debieron ser conocidas con anterioridad. Aunque, los niveles de explotación alcanzados en los yacimientos mineros oretanos en época prerromana, debieron ser muy limitados.

En estrecha relación con la actividad minera, está la artesanía del metal, constatada a través de la gran cantidad de exvotos hallados, así como a través de los diversos tesorillos como el de Torre de Juan Abad integrado por una serie de piezas realizadas todas ellas en plata.

Desde un punto de vista religioso, los cultos más representativos suelen presentar un carácter agrario y naturalista, en donde además el proceso de sacralización de las fuerzas de la naturaleza, y de determinados animales fantásticos o reales, jugaría un papel importante.